El trayecto de Germaine Acogny, coreógrafa, bailarina y profesora de baile franco-senegalésa, a través de su enseñanza y sus creaciones, en paralelo con período bisagra de sus 70 años, edad a partir de la cual se dedicó por fin totalmente a su carrera personal (del 2014 al 2015). Períodos de prácticas en la Escuela de las Arenas de Toubab Dialaw, en Senegal, al que fundó, a los masters class que da en África, en Asia, en Europa, a sus coreografías, a menudo autobiográficas, y a los testimonios de sus colaboradores, esta película descubre la personalidad, las motivaciones y el trayecto de esta artista extraordinaria, que desde más de un medio siglo siempre va a la vanguardia.
En Iya tundé, Laura Malécot hace la esencial elección de interesarse por este monumento del baile que es Germaine Acogny. Su paso íntimo "de hija a madre" revuelve los usos, porque prueba asumida de amor, y pudor, invitándonos a participar de empatía para este personaje formidable.
Moctar Ndiouga Bâ
Iya tunde af esp
PORQUE ESTA PELICULA ?
Iya tunde, que se traduce del yoruba por "la madre ha vuelto", es la historia de una filiación encontrada, tejida por raíces recobradas, de cultura reinventada, quitada los complejos, liberad de los atavíos colonialistas, sobrepasando las fronteras mentales y físicas.
El baile según Germaine Acogny, digna heredera espiritual de Maurice Béjart, que le llamaba su "hija Negra ", y de Léopold Sédar Senghor, inspirada por su abuela Aloopho, sacerdotisa vudú (Iya yoruba), y los bailes patrimoniales africanos que contribuyó valorizando, interroga el informe del individuo a su medio ambiente, y su identidad, en un mundo dónde la colonización provocó una pérdida severa de indicaciones.
La gana de rodar a Germine Acogny me vino de la relación casi filial que, de instinto, asombro rápidamente, nació entre nosotros, de madre a chica de corazón. Colmar el vacío que mi madre, desaparecida desde mi adolescencia, dejó, me permitió reconstituir también mis raíces culturales faltantes.
Iya tunde, es la historia de una mujer que cumplió sus sueños, y hasta continúa sobrepasándolos. Germaine Acogny, por su itinerario, su fuerza y sus interrogatorios, me recuerda mi madre, pianista al que se cortó las alas, en una versión de mujer artista abierta, que habría triunfado de todo. ¡ Oh, el sueño quebrantado de mi madre !
Iya tunde es un homenaje a estas utopías, estos sueños, que nos animan, sin los que la vida no tendría gusto, ningún sentido …
Ella que, en 70 años, parece haber alcanzado en la cumbre de su carrera, tiene interrupción de confrontarse con nuevos desafíos, como cuando, para Mi Elegida Negra, cincuenta años después de que Maurice Béjart hubiera deseado hacerlo, se pone en peligro, al servicio de la coreografía elaborada por Olivo Dubois, con el fin de realizar este sueño antiguo.
Tanto por sus inspiraciones, las temáticas que aborda, que los orígenes múltiples de los bailarines a los cuales enseña, y de sus colaboradores, su paso, valorizando las culturas africanas, es universal.
Laure Malécot